Ahí va otra vez...

19 de enero de 2014

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   -Mírala, ahí va otra vez, siguiendo a esas horribles niñas de cerca como un perrito faldero- le da un codazo a su compañera de fila mientras señala fuera del ultramarinos. -¡Y qué pintas! ¿Su madre no la ve salir con esa ropa?
   -Tengo entendido- contesta bajando la voz la golpeada en cuestión- que su madre tiene una enfermedad que la impide salir de la cama. Está tan débil que no puede ni mantenerse en pie.
   -¡Tonterías! Seguro que es cuento.
   -No sé, desde luego pocas veces se la ha visto salir de la Mansión, y en esas ocasiones únicamente ha sido para dar un corto paseo por el jardín acompañada de su hija.
   -¿Y esa niña va a clase?
   -Sí, sí, va a la misma clase que mi Rose- dice mostrando con orgullo a una pecosa niña que parece aburrida de acompañar a su madre-, pero me ha dicho que se sienta en la última fila, con la mirada fija en la mesa y no dice una palabra.
   -¿Será muda?
   -Puede ser- interviene por primera vez el tendero mientras corta mortadela. -Desde luego cuando viene a la compra me entrega una lista con lo que necesita.
   -No es muda- interrumpe la chillona voz de Rose.-Yo la he oído hablar. Una vez la vi jugando a través de la verja del jardín y estaba hablando con alguien invisible.¡Hasta vi moverse solo a su osito!
  -¡Por Dios, Rose!- ríe avergonzada su madre.-¡Qué imaginación tienen los niños!
  -¡Pero es verdad,mamá!
  -Apúntamelo en la lista- le dice apresuradamente al tendero,- que mañana te pago. Y la ven alejarse velozmente plaza abajo mientras le echa un rapapolvo a su hija. El tendero y su compañera de cotilleos se lanzan una mirada llena de complicidad antes de ponerse a discutir sobre el supuesto origen de los pimientos.
   

Liz, la chica que habla con los gatos en su vacía librería

24 de noviembre de 2011

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Mi nombre es Elizabeth, pero todos los gatos de la Villa del Sauce Llorón me conocen como Liz. Desciendo de una larga familia de libreros: mi padre era librero, mi abuelo era librero y la abuela de su abuelo era librera, así hasta perderse en los tiempos. Aunque la gente no lo sepa, somos muy necesarios para mantener el equilibrio del mundo... o eso decía mi abuela. "La historia se habría perdido si no fuese por nosotros..., y no hablo de la historia de la gente mundana". Mis clientes vienen desde todos los puntos del mundo, y a veces desde algún otro punto del propio tiempo. Algunos ya eran clientes de mis abuelos, y de los abuelos de estos, y siempre, siempre, encuentran la librería esté donde esté. Cada 500 años la librería se aburre y decide cambiar de ubicación, pero la gente siempre la encuentra de nuevo. No te preocupes porque no puedas entrar en mi librería, cuando un libro "sea para ti" te daré la bienvenida gustósamente. Y ahora disculpa, pero te tengo que hacer olvidar nuestra conversación. La gente que necesita saber YA sabe, y la que no, es que no lo necesita. Seguiré siendo "la chica que habla con los gatos en su vacía librería", pero es que siempre tienen unos temas de conversación tan interesantes...

Libros antiguos y de ocasión

9 de octubre de 2011

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"Libros antiguos y de ocasión", eso reza el corroido cartel del escaparate. ¿Cuánto tiempo lleva ahí?
-Desde siempre, responde un anciano que pasa por el callejón del brazo de su esposa, podría jurarlo.
¿Y cuánto tiempo hace de eso?
-Mi padre era un niño cuando ya estaban ahí ambos, librería y cartel. Su padre le contaba que había aparecido de un día para otro. La librería quiero decir, no el cartel. Y rie tras lo que considera un chiste ingenioso.
La mujer le da un codazo para que calle. -La verdad es que apenas se habla de la librería en la villa, simplemente forma parte de ella.
El hombre baja la voz y nos toca en el hombro para que nos acerquemos. -Nadie sabe el aspecto que tiene su interior. Nunca se ha visto a nadie entrar o salir... a excepción de la dueña actual, claro. Es una descendiente del dueño original... o eso se cree.
-¡Ya has hablado demasiado!- la mujer tira del brazo de su marido. -¡Y tenemos prisa!
Rápidamente la pareja desaparece calle abajo, pasando, sin mirar, ante la puerta de la librería, en la que cuelga un reluciente cartel de latón con la palabra "Abierto".

La Maison le Moule

9 de noviembre de 2010

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¿"La Maison le Moule"? Es aquel oscuro caserón de puertas y contraventanas color turquesa que surge en la colina, entre los centenarios árboles. Sí, tiene su propio bosque, numerosos jardines, y hasta un ruinoso embarcadero a la orilla de un lago. Todo tras esa oxidada verja. Parece un lugar hasta hermoso, pero no te confundas, las residentes de "La Maison le Moule" no son unas inquilinas cualquiera, al igual que la residencia no es un lugar común. En el pueblo corren rumores. Ha habido desapariciones a la orilla del lago, dónde muchas noches se aprecian luces bailando entre la vegetación. ¿Y la viuda que vive en la planta baja? Dicen que ha enterrado a cuatro maridos. De vez en cuando se ve a una niña en la ventana del altillo, pero en la casa no vive ninguna niña. No sé, todo en torno a esa casa es muy raro, y el que como norma sólo acepten a chicas...yo que tú, no me acercaría, pero bueno, sólo es un consejo...